La Feria se suma a la fiesta de la recuperación
17/08/2011 Aún es pronto para hacer balance del verano, pero la recuperación del turismo es una realidad palpable. Leve, eso sí, pero crecimiento al fin y al cabo. Todos los indicadores ligados a la principal industria de la Costa del Sol reflejan una mejoría con respecto a 2010, un rayo de esperanza que ha venido como caído del cielo en una provincia en la que la crisis está azotando con gran virulencia. Los hoteleros no se atreven a echar las campanas al vuelo, pero sí que reconocen que el sector va por el buen camino. La tendencia, hasta ahora, invita al optimismo. En junio se superaron ampliamente todas las expectativas (un aumento del 6,7%), julio se cerró con una meritoria subida del 2,5% en ocupación y pernoctaciones, y la primera quincena de agosto se puede calificar de muy buena, con hoteles colgando el cartel de completo por primera vez en años. «Vamos a cerrar el verano en positivo -en torno al 4%-, así que podemos estar satisfechos», afirma el presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), José Carlos Escribano. Se muestra reacio a hablar abiertamente de recuperación , pero sí que atisba al menos «el inicio de una moderada recuperación». De hecho, el sector también espera recibir septiembre con buenos números (un 3,9%). «Cuanto más alarguemos la temporada alta, mejor», recalca el máximo exponente de la patronal hotelera.
Sin embargo, el principal caballo de batalla sigue siendo la caída de los ingresos. Vienen más turistas, pero con estancias más cortas y un presupuesto más ajustado que, a fin de cuentas, se traduce en que las porciones del pastel que se reparten hoteleros, restaurantes y comerciantes son mucho más pequeñas que aquéllas que les saciaban en los tiempos previos a la crisis. «Las perspectivas del verano están siendo bastante buenas en cuanto a afluencia de clientes, pero otra cosa bien distinta es lo que se gastan», afirma el presidente de los hosteleros de Málaga, Rafael Prado.
Las dudas llegan precisamente ahora, cuando el mes vacacional por antonomasia encara su recta final. No se esperan malos datos, pero no tan buenos como se preveía, ya que la media de ocupación a día de hoy (un 84%) apenas se sitúa un punto por encima del año pasado. ¿El motivo? El turista nacional, el que verdaderamente tira del carro en la Costa del Sol durante la temporada estival, está más retraído para estas fechas, aunque bien es cierto que las familias españolas cada vez apuran más a la hora de programar sus días de descanso. «Hay cierta ralentización a partir del día 22», apunta Escribano.
La primera piedra de toque la marca este fin de semana y, según el trasiego de viajeros que se está registrando en las carreteras, el aeropuerto y la estación del AVE (el puente movilizará a más de medio millón de personas entre los tres medios de transporte), la semana que mañana arranca empieza bien. Principalmente en la capital, inmersa en plena feria, para completar un verano en el que el centro ha sido la sensación, con clientes aguardando en la puerta de los restaurantes para conseguir una mesa y con un ambiente en las calles a cualquier hora del día que nada tiene que ver con la estampa semidesértica de años atrás. La última gota que ha colmado el centro la han puesto los cerca de tres mil peregrinos procedentes de 44 países que durante estos días han estado en la capital antes de partir hacia Madrid para participar en la Jornada Mundial de la Juventud.
En la capital rozan el lleno
Con semejante tarjeta de presentación, los hoteles de la ciudad están en su mejor momento. Para este primer fin de semana de feria han rozado el lleno, con una ocupación media del 95% para las cerca de diez mil camas de la capital. El flujo de maletas en las recepciones bajará a partir del martes, pero se espera que el viernes vuelva a subir hasta niveles similares coincidiendo con la traca final de la mayor fiesta del sur de Europa, para la que se esperan seis millones de visitas (incluidas lógicamente las de los propios malagueños). «La situación es muy parecida a la del año pasado, aunque creemos que irá a más porque cada vez son más los clientes que aguantan hasta última hora para hacer sus reservas», reconoce el responsable de Aehcos en la ciudad , Francisco Moro.
La otra vía de llegada de viajeros al centro la aportará el puerto. Durante los ocho días de feria pasarán por Málaga cinco buques que sumarán más de 18.000 cruceristas y 3.500 tripulantes. El de mayor capacidad es el 'Adventure of the Seas' (3.838 plazas), de la compañía Royal Caribbean y que tiene Málaga como puerto base, por lo que se producen desembarques y embarques de pasajeros cada sábado (en este caso, ayer y el próximo día 20). El martes está previsto que arriben el 'Spirit of Adventure' (420 camas) y el 'Orient Queen' (910), aunque no coincidirán; mientras que el jueves hará escala el 'Grandeur of the Seas' (2.440).
En el resto de la provincia, los datos que maneja la patronal hotelera tampoco son nada despreciables. De las 102.620 plazas que conforman la planta hotelera, el 84% están reservadas, a las que habría que sumar los turistas que se alojan en apartamentos, pensiones, hostales, campings, casas de amigos o familiares y, sobre todo, las miles de familias que pasan sus vacaciones en la segunda residencia que poseen en el litoral, contribuyendo en buena medida a que los municipios costeros tripliquen su población durante los meses de estío.
Las buenas sensaciones también se extienden al interior, donde no es precisamente temporada alta. El turismo rural está dando cobijo a unas 2.400 personas, lo que representa un 70% de ocupación en las 249 casas y 34 hoteles que suman la Serranía de Ronda, la Axarquía y la Vega de Antequera. Eso sí, para este fin de semana no había ni una plaza en los alojamientos con piscina o situados relativamente cerca de la playa. «Hay muchos extranjeros, que sí que contrataron con bastante antelación, pero el resto lo ha dejado todo para última hora y encima reservan para menos días», asegura la directora comercial de Rural Andalus, Monsalud Galindo.
La reducción de las estancias no es el único recorte que los turistas han aplicado a sus vacaciones. El ajuste también se deja sentir en los bares y restaurantes. Incluso en feria. Los establecimientos de la capital prevén que durante los ocho días de fiestas harán un 20% menos de caja que el año pasado. No es una ciencia exacta, pero ésa ha sido la caída registrada en otros grandes eventos como El Rocío o las ferias de Sevilla y Marbella. Además, el último precedente importante en la ciudad, la Semana Santa, tampoco fue para llenarse los bolsillos, aunque entonces la lluvia también tuvo su cuota de responsabilidad. «Suena duro, pero hay que rendirse a la evidencia. La gente no va a fallar, pero la feria no va a ser muy generosa en ingresos», recalca Prado.
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